miércoles, marzo 04, 2009

Monstruos Invisibles



"La Princesa Princesa, viene detrás de mí gritando:
- en realidad no quiero ser mujer. ¡Espera!. Si hago todo esto es porque me parece el mayor de los errores. Es ridículo y destructivo, y a cualquiera que le preguntes te dirá que estoy obrando mal.
Brandi dice:
-¿No te das cuenta? Porque nos enseñaron a hacer lo correcto. A no cometer errores. Supongo que cuanto mayor parezca el error, más posibilidades tendré de romper con todo y empear una vida de verdad.
...-Todos los descubrimientos verdaderos surgen del caos...Ser resultado de dirigirse hacia lo que parece incorrecto y ridículo y tonto"

Chuck Palahniuk es uno de los escritores de la generacion X, junto a Bret Easton Ellis (famoso por Luna Park y por American Psycho, adaptada al cine), famoso por la novela de "el club de la Pelea" y adaptada al cine por David Fincher . Sin embargo, "Monstruos Invisibles" es la primera novela que publicó, o más bien trató de publicar pues fue rechazada- por los editores -por ser demasiado perturbadora, lo cual es cierto.

Ahora pasemos a ver "monstruos invisibles", una novela que toma los conceptos de la belleza de nuestras sociedades contemporáneas, y los envuelve en un manto de desgracias y acciones que llevan al filo de la destrucción total de los personajes. La novela viene a preguntarnos qué consideramos por belleza y cuánto dura ella. Shannon, la protagonista, una modelo de revistas de belleza, que entre flash y flash escucha en su cabeza lo que el fotógrafo quiere "dame nostalgia de un recuerdo de la infancia", mientras vive una vida perfecta, con un novio, Manus, que observa los cuerpos desnudos de los hombres. Pero no todo en la vida es feliz, y eso es lo que nos viene a decir a gritos Palahniuk, Shannon tiene un hermano homosexual, Shane, que está muerto, debido al sida, y al cual odia. Y cada vez que se encuentra en alguna reunión con sus padres, llega el fantasmas de Shane, revivido una y otra vez entre todas las acciones, te regalamos estos condones para que no te pase lo mismo que Shane, la habitación de Shane se mantiene tal como la dejó. Imágenes que Shannon no puede disolver con su vida.



No obstante, no nos quedemos allí, avancemos, ¿qué pasa cuando la belleza se termina? Allí viene el caos. El caos se acerca a 100 kmp, y un "accidente", permite que el caos gobierne. La belleza termina en el momento que no se cumplen los conceptos sociales que la configuran, y te conviertes en una persona normal, en el caso de Shannon, en un monstruo, que nadie quiere ver, por ello en una ser invisible, y en suma...un monstruo invisible. Del caos surgen los descubrimientos, así nos dice Palahniuk, y en su caos personal, Shannon conoce a quien le daría una segunda vida, o multiples posibilidades de vidas, Brandy Alexander, la Princesa, un transexual, que conoce en el hospital.

Desde ese momento, empieza una amistad bizarra, viajes hacia Cánada en auto, visitando casas de elite en busca de drogas que los liberen, el secuentros del novio de Shannon. Reiventándose en cada ocasión, nombres tras nombres, realidad tras otra realidad.

Un mundo personal de Palahniuk, encuentros con mentiras, con cuerpos falsos, el asco a las reglas de la sociedad, imágenes perturbadoras y la lucha contra la sociedad de la belleza social.

viernes, febrero 27, 2009

Alto Hospicio, la novela.



El 31 de diciembre del 2008 suena el timbre de mi casa y llega a mis manos la novela del periodista Rodrigo Ramos Bañados, durante algunas semanas estaba esperando un paquete y meses atrás su edición y publicación. Finalmente esé día estaba allí y lo devoré.

Después de un tiempo, busco como empezar a decirles de que se trata el libro. Me imagino que todos tienen una imagen al escuchar hablar de Alto Hospicio: poblaciones en medio del desierto, sólo desierto, crímenes, niñas desaparecidas, policias ineptos, casos mal investigados, drogas, prostitución, un psicopata.

Las terías a manejar, escolares que desaparecen para prostituirse; viajar a otro país buscando un futuro mejor. Lo inesperado: un psicopata en el desierto.

Rodrigos Ramos Bañados, periodista nortino, dueño de los blogs escritores provincianos y hepatitico. Detalla con desde la visión de un periodista endemoniado - responsable de cubrir los crímenes de Alto Hospicio, que lentamente pasan al recuerdo y a una memoria colectiva más del norte, el desierto, que de Santiago - la bizarra amistad y complicidad con Julio Ceballos, un taxistas de la zona y el clamado psicópata.



El método: un blog y de un periodista decadente, cubierto de los vicios nocturnos, amante de jóvenes, de escapes de su realidad, amante de los psicópatas, y que a veces se siente culpable de ser un Doctor Frankinstein. Escrito desde cibers cafés decadentes y oscuros, llenos de moscas y seres que se ocultan de la luz para ver pornografía free, zombies de una ciudad.

La novela comienza : "Es jueves, son las 18:35 y estoy en un ciber. No importa la ciudad. Pagué 500 pesos y tengo media hora. Escribiré hasta donde pueda.
Seré concreto: conozco detalles de los crímines de las adolescentes de Alto Hospicio", generando el ambiente de incertidumbre, un viaje de la realidad a la ficción, una delgada línea que en momentos parece que no existe y todo es realidad o todo es fantasía.

Ramos, no trata de ubicarnos en un Norte mágico, lleno de las riquezas del salitre, sino que una realidad obscena, parajes desolados, prostíbulos, pueblos llenos de vicios, situaciones pobres, personajes de los arrabales, miserables. No hay belleza, sólo la realidad cruda, un acercamiento a un psicópata que está ligado a ese mundo, que a veces se cree Travis de "Taxi Driver", amante de Luis Dimas, y desierto, sólo desierto.

Una historia, que se introduce en los intestinos revolviéndolos y mostrando a 100 kmp la angustia de las familias, la ineficiencia de una policia - a veces corrupta y estupida - , políticos que se ciegan ante los casos y soluciones parches. Ramos no tiene la necesidad de mentir, retrata el caso desde su periodista, y mediante su publicaciones en el blog Alto Hospicio, produce una obra que publica incluso algunos de los post realizados por los lectores, dándole vitalidad y energía a la novela. De éste modo, fue lanzado al aire, Alto Hospicio, por la editorial Quimantú.


the force that through the fuse drives the flower

the force that through the fuse drives the flower



La fuerza que por el verde talo estimula la flor
estimula mis años verdes; la que agosta la raíz del árbol
es mi destructora ( es la que me destruye).
Y estoy en silencio para decir a la rosa doblada
que mi juventud es torcida por la misma fiebre invernal.

La fuerza que impulsa el agua entre las rocas
estimula mi sangre roja; es la que seca los sonoros ríos
y vuelve cera la mía.
y yo estoy mudo para declarar a mis venas
como la misma boca bebe de las termas.*

La mano que arremolina el agua en la fuente
es la que agita la arena; es la que ata el soplido del viento
y detiene el velo de mi sudario.
Y yo estoy en silencio para decirle al condenado
que de mi arcilla está hecho el limo del verdugo**

Los labios del tiempo absorben al manantial;
el amor gotea y se recoge, pero la sangre derramada
calmará sus dolores.
Y estoy en silencio para decirle al viento del tiempo
como el tiempo ha marcado un cierlo alrededor de las estrellas.

Y estoy en silencio para decirle a la tumba de la amada
que mi sábana va al mismo gusano encorvado.

Dylan Thomas
traducido por R.A.

*: Traduccion ayudadado por Andrés Kazán.
**: El orginal dice:" And i am dumd to tell the hanging man
how of my clay is made the hangman's lime" tuve confusiones con las palabras Hangman and hanging man, así que lo dejé como mejor me parecía. Si alguien tiene una mejor apreciación sobre esa parte sería un gran aporte.


Agradecimientos especiales a quien animo el poema para youtube. http://www.youtube.com/user/poetryanimations

jueves, febrero 26, 2009

18-02-2009

No escribo para los amantes
Que se refugian en la oscuridad,
Sino para los seres solitarios
Que fuman tras las ventanas
Observando caer las hojas del otoño
Que quiebran su mirada
Que busca el reflejo del universo
En un bosque cubierto de lejanía
Y ausencias.
No para aquellos que comparten
Sus silencios y recuerdos,
Sino para aquellos que no duermen
En las noches y deliran
Con fantasmas del pasado
Posados sobre un copa de vino,
O con un desierto de muerte.

lunes, febrero 23, 2009

Georges Brassens



La Mauvaise reputation

Au village, sans prétention,

J'ai mauvaise réputation.

Qu'je m'démène ou qu'je reste coi

Je pass' pour un je-ne-sais-quoi!

Je ne fait pourtant de tort à personne

En suivant mon chemin de petit bonhomme.

Mais les brav's gens n'aiment pas que

L'on suive une autre route qu'eux,

Non les brav's gens n'aiment pas que

L'on suive une autre route qu'eux,

Tout le monde médit de moi,

Sauf les muets, ça va de soi.


Le jour du Quatorze Juillet

Je reste dans mon lit douillet.

La musique qui marche au pas,

Cela ne me regarde pas.

Je ne fais pourtant de tort à personne,

En n'écoutant pas le clairon qui sonne.

Mais les brav's gens n'aiment pas que

L'on suive une autre route qu'eux,

Non les brav's gens n'aiment pas que

L'on suive une autre route qu'eux,

Tout le monde me montre du doigt

Sauf les manchots, ça va de soi.

Quand j'croise un voleur malchanceux,
Poursuivi par un cul-terreux;

J'lance la patte et pourquoi le taire,

Le cul-terreux s'retrouv' par terre

Je ne fait pourtant de tort à personne,

En laissant courir les voleurs de pommes.

Mais les brav's gens n'aiment pas que

L'on suive une autre route qu'eux,

Non les brav's gens n'aiment pas que

L'on suive une autre route qu'eux,

Tout le monde se rue sur moi,

Sauf les culs-de-jatte, ça va de soi.


Pas besoin d'être Jérémie,

Pour d'viner l'sort qui m'est promis,

S'ils trouv'nt une corde à leur goût,

Ils me la passeront au cou,

Je ne fait pourtant de tort à personne,

En suivant les ch'mins qui n'mènent pas à Rome,

Mais les brav's gens n'aiment pas que

L'on suive une autre route qu'eux,

Non les brav's gens n'aiment pas que

L'on suive une autre route qu'eux,

Tout l'mond' viendra me voir pendu,

Sauf les aveugles, bien entendu.

viernes, enero 02, 2009

Entrevista a “Los Extraños” tras la muerte del baterista Franco Maldonado (1978-2006) Por Luis González M.

Carlos Pizarro alias "Charles Smooth" nació en la ciudad de Concepción el año 1978. Realizó sus estudios básicos y de secundaría en el colegio municipal San Juan Bautista. Allí conoció a Franco Maldonado y a Juan Castañeda. Forjaron sus amistad en un medio cargado de música, escuchando viejos cassettes robados o grabados.

Crecieron imaginándose sobre un escenario. Adquirieron una extraña devoción a la imagen de Syd Barret y Jim Morrison. Influidos por la música psicodélica, a finales de los 90's, mientras en las radios y en la televisión aparecian "Los prisioneros", ellos fundaban la banda "los viajeros".

La primera pregunta es para introducirnos en el tema de su banda y como han evolucionado. ¿Cómo Formaron la Banda? Dice González.
Yo respondo, dijo Juan.
Ya habíamos salido del colegio y ese verano Charly llegó a mi casa, yo estaba tratando de sacar una canción de Pink Floyd. Entró a mi pieza y me dijo, tengo una idea increíble, tenemos que formar una banda. Tú en la guitarra, Fran en la batería y yo puedo cantar, me dijo. Yo reía obviamente. Y Un par de semanas después estábamos en la casa de Carlos tocando pura mierda, pero tocando.

¿Cómo fueron sus inicios? Pregunta González
Charles responde mientras bebe una cerveza.
En ésa época, después de la dictadura, todos queríamos vivir al límite, emborracharnos, drogarnos y tocar música. Sentíamos que éramos los herederos legítimos del Carpe Diem. En los noventa no sabíamos nada de música, a veces nos juntábamos en la bodega de mi casa a tocar cosas sin sentido, inconexas. A veces Juanito escribía poemas que musicalizábamos, pero nunca resultaron. Fran decía que debíamos volvernos punkies, que eso era lo que llamaba a la gente. Pintarse los pelos de colores y hacer canciones contra el sistema. También lo hicimos. Tocamos un par de veces en el ágora de la Universidad de Concepción. Yo lo veo como nuestra época inicial, de conocerse musicalmente entre nosotros.
Después de eso comenzamos a buscar nuestra propia música. Llegó Luis Sepúlveda como bajista. Él nos ayudó, nos dio nuevas ideas, dijo que los poemas de Juanito eran increíbles, y empezamos a grabarlos. Después de dos años de experimentación musical, el 2000 nos lanzamos con un demo “los valles perdidos”. Incluimos poemas de Juanito y míos.

Ahora pasemos al tema que nos convoca acá. Hace un par de meses Fran tuvo un accidente. ¿Cómo vivieron la pérdida de Fran?, dice González

Hay silencio. Nadie responde. Las miradas están perdidas. Al final Charles dice,
La verdad, no nos gusta mucho tocar el tema, tú que has seguido nuestra carrera, debes saber que a Fran lo conocimos en el liceo. Vivimos cosas, todos vivimos las mismas cosas juntos. Fran era nuestro amigo, más de 20 años juntos. Nos conocíamos, con una sola mirada sabíamos que algo andaba mal. El Fran siempre fue callado, no decía nada. Su pérdida fue como si un huracán nos llevara.
Supimos el accidente en la madrugada. Micky, nuestro representante nos llamó. Nos contó lo que había pasado. Nadie entendía nada.
Llegamos al Hospital. Hay estaba Juanito abrazando a la Negra, la polola de Fran. Durante un minuto me quedé sin habla, sin pensamiento. Por un instante sentí que todo era irreal, como si fuéramos actores de esas películas en donde los zombies son producto de un experimento genético o como un cuadro de Kandisky
La Negra no paraba de llorar. No la podíamos consolar. Juanito le decía cosas para tranquilizarse, que todo iba a estar bien, que Fran se iba a recuperar.
A las 6 de la mañana un doctor nos dijo que Fran había fallecido.
Charles calla.
Juan comienza a hablar. El funeral fue triste, todos estábamos ahí. Mientras sonaba nuestro primer disco.
Juan comienza a llorar.

Chicos tranquilos, dice Micky, pasa a la otra preguntar mejor Lucho.

Y ahora ¿cuáles son los planes para el futuro?
Luis responde.
Pensamos sacar un disco en homenaje a Fran. Luego de eso nos disolveremos.

El silencio envuelve la habitación, nos miramos entre nosotros pero nadie puede hacer un comentario. La noticia impactó mi corazón, lo aceleró, lo entristeció.

Canción del Disco. Viajando por los recuerdos.

"El silencio de la noche me lleva a recorrer el universo.
En un viaje espacial por mundos inexistentes
Reconozco tu voz guiándome por caminos sin fin
En una extraña carretera hacia los inexplorado
A lo indestructible, al centro de universo.

Cada noche el universo explota en tus ojos
Viejo amante de la música.
Desintegrándose las calles bajo tus pies, Compañero.

Tu voz metálica ya no levantará huracanes,
Ni dimensiones perdidas en ocultos callejones
La ciudad parece más triste, más oscura.
Ahora estás frente a las novas y conjuras
Canciones olvidadas en nuestro viaje

Cada noche el universo explota en tus ojos
Viejo amante de la música.
Desintegrándose las calles bajo tus pies, Compañero.

Llenas tus manos del polvo estelar
Y los recuerdos detallados en las estrellas,
Guían tu camino por la autopista hasta el infinito.
Viejo compañero, ahora la habitación para más fría
Sin tus palabras frente al espejo.

Cada noche el universo explota en tus ojos
Viejo amante de la música.
Desintegrándose las calles bajo tus pies, Compañero."

domingo, noviembre 23, 2008

Extracto

Ella lo abraza, dice, dios no nos perdona, somos nosotros los que damos el perdón, es lo único que nos hace humanos.
A lo lejos se sienten las sirenas de las patrullas.

sábado, noviembre 22, 2008

Extracto

"Por las noches no podía dormir, a su cabeza llegan imágenes inconexas, sin sentido, recuerdos fugaces, viejas conversaciones, y la hora estancada, el sonido del reloj de la cocina, un tic-tac que parece una condena del tiempo. A veces se preguntaba quién estaba a su lado y con miedo miraba a Marta dormir, su cuerpo tibio, más tibio que el suyo. Habían pasado varias semanas desde la última vez que contempló la desnudez del cuerpo de Marta en la oscuridad de la habitación, desde que tocó sus pequeños pechos, y desde que tuvieron sexo. Pero ahora, la conjugación de sus cuerpos, la desnudez de la carne de Marta le causaba repulsión, mirarla ahí durmiendo, inmaculada, como si fuese una virgen dispuesta al sacrificio, ser cristo.
La ciudad está desolada, tan sola como si fuese una isla en medio del océano, las calles vacías, las oscuridad cubre el firmamento, una brisa que trae hojas con forma de espiral, uno a uno los faroles se van encendiendo mientras camino, miro hacia atrás la realidad se va marchitando, desintegrándose como estatuas y se transforma en polvo del universo, del tiempo, de la infinitud. Al final del parque hay una catedral destruida por la guerra, atravieso lentamente el parque, los juegos infantiles se mueven, parecen que los niños estuvieran ahí, columpiándose, corriendo tras sus padres, pero no están, no los veo, no los escucho. Al llegar a la catedral las campanas resuenan, llamando a los feligreses a la misa, pero nadie las escucha, nadie asistirá a ella. Abro las puertas, veo al fondo una mesa y el esqueleto de cristo sentando con sus 12 discípulos. Cristo levanta el pan y luego lo reparte. Toma una copa, bebe de ella y la pasa a sus discípulos. En la pared está el cuerpo desnudo de Marta, ella mira a cristo mientras por su cuerpo se desliza la sangre. De pronto el suelo se abre, y veo el universo, breve como un instante, siento que mi sangre es la circulación de los planetas. Me veo en el centro del universo, siento que soy un dios. Luego veo la ciudad nuevamente, a Marta parada en el umbral de mi casa, de nuestra casa, tras ella veo dos niños, se miran entre ellos, ondulando sus cuerpos como si fueran serpientes, sus cuerpos se funden en uno solo, un gigante, más bien un cíclope, en sus manos hay un reloj de arena, el cielo se empieza a nublar, el sol se vuelve rojo. El cíclope dice algo en una lengua extraña, de pronto su ojo refleja el curso de mi vida como un film en blanco y negro, Marta camina hacia mí, me besa, y toca mi pecho, entierra su mano hasta mi corazón, grito desesperadamente, caigo al suelo a causa del dolor, siento que mi vida se vuelve frágil, me siento enfermo, no puedo respirar. Marta toma mi corazón con sus dos manos, lo mira, lo acaricia como si fuese una piedra preciosa, poco a poco se abre como si floreciera, y en su interior, está el cuerpo dormido de Daniela. Marta al ver a Daniela arroja su corazón, empieza gritar y a llorar, mientras su cuerpo comienza a incendiarse hasta volverse cenizas. El universo comienza a quebrarse, grito hasta que el universo queda reducido a polvo estelar.
Despierto sudado, veo el cuerpo de Marta a mi lado, me digo, todo fue un simple sueño, un simple sueño. "

lunes, noviembre 17, 2008

El barco fantasma

La noche y su mágica sensualidad
Trae a los marinos del barco fantasma
Al pueblo.

Una ilusión que se quiebra, las noches de tiernas sensaciones
Ya no existe, el barco fantasma
Es sólo una ilusión, una ilusión
Que no debe ser anhelada,
Porque es más una maldición la que nace
De ella que la bendición.

Y la sangre que se derrama convertida en lágrimas
Es mejor que desatar la amargura
De espinas en la putrefacción del corazón
De un marino del barco fantasma.

Y yo, soy uno más
De este barco fantasma:
Una mano que tiembla,
La mirada del recuerdo.

Y con la llegada del barco fantasma
Viene la podredumbre del alma,
Los cadáveres exquisitos


Este es la condena del barco fantasma:
Ser uno más de él.

viernes, noviembre 14, 2008

Los Perros Románticos

En aquel tiempo yo tenía veinte años
y estaba loco.
Había perdido un país
pero había ganado un sueño.
Y si tenía ese sueño
lo demás no importaba.
Ni trabajar ni rezar
ni estudiar en la madrugada
junto a los perros románticos.
Y el sueño vivía en el espacio de mi espíritu.
Una habitación de madera,
en penumbras,
en uno de los pulmones del trópico.
Y a veces me volvía dentro de mí
y visitaba el sueño: estatua eternizada
en pensamientos líquidos,
un gusano blanco retorciéndose
en el amor.
Un amor desbocado.
Un sueño dentro de otro sueño.
Y la pesadilla me decía: crecerás.
Dejarás atrás las imágenes del dolor y del laberinto
y olvidarás.
Pero en aquel tiempo crecer hubiera sido un crimen.
Estoy aquí, dije, con los perros románticos
Y aquí me voy a quedar.

R. Bolaño.

miércoles, noviembre 12, 2008

Extracto

Cruzó el umbral de la casa con la mano izquierda en el cabello, tirándoselo como si fuera a arrancar alguno de ellos. Caminó hasta el comedor y lanzó su chaqueta a una silla. Marta que miraba desde lejos a Javier, con la misma cara de angustia, hacia que en su pecho afloraba la compasión por él. El mismo rostro, el mismo proceso, día tras días, verlo sentado mirando por la ventana hacia un pequeño patio, ver cada día como miraba el pequeño árbol que habían plantado ambos. Verlo allí fumando, cigarrillo tras cigarrillo. Ella se le acercó y puso sus manos en su hombro y dijo, no te preocupes, con esa voz calmada y que a la vez era una tormenta en la cabeza de Javier, una especie de confusión le producía escuchar aquellas palabras. Debo preocuparme. Hace seis meses que no consigo un trabajo, dijo Javier con la voz a punto de llorar por la desesperación. Hallaremos la forma de pagar las deudas amor, mientras acariciaba los hombros de Javier, en ese preciso momento la palabra amor le pareció repugnante.

Se levantó de la silla y pasó su manos por su cara, diciendo saldré a caminar un rato, necesito despejar un poco la mente, pero en su mente aún seguía dando vueltas la palabra amor. Se preguntó si alguna vez había sentido amor, si alguna vez había dicho que amaba, y finalmente pensó: nunca le he dicho amor a alguien. Caminó hasta una plaza y se sentó. Aún abrumado por la situación en la que estaba inmerso. Tomó otro cigarrillo y lo encendió cautelosamente con un fósforo. No quiso pensar. Se dedicó a ver a los niños jugar, pero se supo solo, con el cuerpo pesado y con dudas en su corazón. Fue entonces que vio a la hija de Claudia, vecina e íntima amiga de Marta, y supo que ya no quería a Marta, realmente nunca sintió algo por ella.

domingo, noviembre 02, 2008

30/10/2008

Sentir el ruido de la ciudad,
aislado, mirando volar las hojas
danzantes sobre los árboles,
que observan con sus ojos idos.

La tierra que se mueve en una sinfonia.
Las aves solitarias del cielo se cubren de espejos.

El bandoneón que resuena
en una esquina cualquiera,
como si fuese ésta la última
noche de música.

Las sombras de los callejones
iluminan sus caras con pequeñas fogatas.

La desolación de éste lugar,
es sentirse acompañado de extraños,
como un cuadro pintado con manos de madera.

"La ciudad es como un plano"
de calles vacias que mezclan
el sabor de la noche con el humo de historia de callejones.
Sombras que son personas, corren
entre los árboles, escondiéndose del viento.

Conocer al otro en un oscuro lugar,
conversar de todo y de nada.
Sentir el mundo detendo en un instante
cuando todos cantan a coro, es resistir al paso del tiempo
en un fragmento de papel.

Caminar por las calles vacías de sol,
sin destino, caminar para sentir el frío.
Saber que la luna no está,
y que no hay refugio en el corazón.

Los perros nocturnos son la única compañía
que nos queda en éste momento,
el ladrido nocturno, el terrible despertar en la noche,
desesperado por vivir.

No será ésta la última noche,
no quedarán sombras en esta ciudad,
sólo recuerdos. No habrá un Dios solitario
esperando una oración.
Sólo los recuerdos de caminar
junto a los perros nocturnos.

lunes, octubre 13, 2008

Cuadros de la plaza de Armas

Este poema lo escribí caminando por entre los cuadros de la Plaza de Armas de Santiago de Chile.

De la contemplación
de la ciudad con sus cuadros
en pinturas, el conjuro de convertirlos
en pensamientos.
El murmullo de de la gente
como olas los traspasa,
que como un cosmo escondido
entre los árboles y
Parece que el tiempo se ha detenido
en un reflejo de ojos contempladores
de hombres muertos.
Corredores de espejos y esculturas
que es el reflejo de éste ciudad,
pero que es otra.
En este corredor de espejos
el tiempo se ha detenido
en retratos de otros tiempos.
No vasta con pasar por ahí,
pues es son mundos dentro
de éste mundo,
¿cómo vivir sin mirarlos?
si éste orbe es la suma de todas
las contemplaciones.

lunes, julio 21, 2008

21/07/08

ES EL SILENCIO de la calle el que mata, dejando los cuerpos moribundos cerca de los terrenos baldíos, al lado de la plaza, entre la tierra y el cielo. La calle convierte a los muertos en polvo del planeta y mi memoria, esa historia, en cenizas que flotan sobre el oscuro mar. Es allí donde todo comienza, donde la vida y la muerte juegan sus últimas cartas, pensó mientras el bus dejaba atrás la ciudad. Finalmente el sueño lo atrapó en el momento que miraba sus manos de Macbeth

El recuerdo de la gran ciudad lentamente se disuelve entre los paisajes verdes y oscuros del sur, donde los bosques absorben la vida misma, pero la soledad de aquellos parajes melancólicos son los que abren las heridas nuevamente, y no dejan que las cicatrices cierren. Allí descendió entre la neblina y ése cielo oscuro sin estrellas ni luna, que dejar ver la tristeza de una ciudad olvida por el pasar de los años. Salió de aquel terminal y caminó por las calles azarosamente, dejando atrás su vida anterior, pensando en construir algo semejante a otra. Mientras caminaba y fumaba sintió el vacío, había logrado escapar o por lo menos eso creía, pero de alguna u otra manera él sabía que no se puede huir del destino que nos consume lentamente como las llamas que envuelven a la leña.

El frío traspasaba las ropas que traía, sus manos rojas y las rodillas congeladas, no pudo caminar más de cuatro cuadras cuando vio un grupo de viejos que se refugiaban entre cartones y frazadas viejas alrededor de una fogata pequeña. Caminó hasta ellos y se sentó sin decir una palabra, sólo vio como lo miraban y como se hablando entre ellos, diciéndose al oído ha llegado otro más.

Pude ver la desesperanza en los ojos que se cubría con el humo de los diarios quemados y los cartones, las manos cubiertas de tierra y también allí estaba yo, noté que a uno le faltaba un ojo, cosa que me llamaba la atención pero trataba de no mirarlo, mi deseo no era llamar la atención sentarme allí pasar la noche y seguir, seguir nuevamente en éste viaje que no tiene fin, o tal vez alguna vez lo tuvo, pero ahora estoy solo conmigo y es lo que necesito, no necesito nada más, necesito alejarme de lo que me hace daño, para al fin encontrarme conmigo mismo, saber lo que quiero, redescubrir la esencia de mi existencia. Cuando al fin el calor llego a su cuerpo, sintió el agotamiento del viaje y lentamente sus ojos se cerraron hasta que ya no se abrieron más.

Lo despertó el frío y el ruido de matutino de una ciudad que amanece para trabajar. Estaba sólo, los viejos vagabundos lo habían dejado solo, junto a las cenizas del fuego y el olor a peste. Se levantó, recogió su mochila y caminó hacia el terminal de buses. En el eterno silencio de su caminata, pensaba, estos son los parajes que olvidan, los lugares donde el silencio domina las conversaciones, donde parece que la historia se ha detenido, un lugar donde perfectamente todos son algo y nada a la vez. Aquí es donde el frío se convierte en lo cotidiano y la lluvia es el llanto del universo. Aquí es donde las estrellas brillan, no como allá de donde vengo, donde el gris domina, y la monotonía es el acorde perfecto de una canción desesperada. Al llegar al terminal, lo vio vacío como si nunca hubiese llegado una persona, sintió la soledad del lugar. Fue a la boletería, la encontró vacía, después de eso se fue caminado y preguntando hacia donde estaba la plaza de armas, nadie le respondió. Tal vez nadie me responde por el olor a vagabundo que tengo, pensó. Caminó hasta encontrar un panadería, el cajero observó con desconfianza cada paso que dio en la tienda, desde que cogió unos panes hasta que le pidió un paté. ¿Sabes dónde puedo encontrar trabajo? Preguntó el joven, aquí no hay trabajo para afuerinos, págame y ándate, le respondió el cajero. Le pasó un billete y se fue de la panadería. Siguió su rumbo hacia el centro de la ciudad, entró a cada tienda que vio preguntado por trabajo, todos le dieron una negativa, nadie aceptaba a los afuerinos. Agotado de caminar se sentó en la orilla de la calle a ver como la transitaba por la pequeña ciudad. Pensó si no tengo trabajo tendré que volver, no viajé para esto, tal vez si voy a otro pueblo encontraré trabajo. Caminó nuevamente hasta el terminal, pero ya estaban cerrando sus puertas junto al ocaso del día. No supo que hacer, el dinero que traía no le alcanzaba para pasar un mes en una habitación por muy modesta que fuera esta. Decidió pasar la noche nuevamente en la calle. Cuando la claridad se había ido, los faroles de las calles se fueron iluminando uno a uno como piezas de dominó cayendo, las calles oscuras se fueron iluminando lentamente. Regresó al mismo sitio donde había pasado la noche acompañado de los vagabundos, pero ellos, ¿Dónde estaban? Se preguntó mientras dejaba su mochila en el suelo. Comió uno de los panes que había comprado, mientras observaba a los viejos que llegaban con sus cartones y frazadas, el cigarrillo en la boca, las manos sucias y la cara triste. Llegaron lentamente, uno a uno, como hormigas invadiendo un terrón de azúcar. El fuego que duró toda la noche, alumbró sus caras sucias y obscenas, caras que había visto la noche anterior pero ahora le parecían más despreciables, más angustiantes. Quiso huir de allí, pero el agotamiento era más fuerte, cerró sus ojos y trató de no escuchar las conversaciones nocturnas, y así lentamente el sueño fue cubriendo su cuerpo, como si estuviera cayendo en un lago profundo del cual no podría escapar.

sábado, mayo 10, 2008

Desaparecidos

El horizonte se pierde tras la locura

Las sensaciones, una a una desaparecen

Los cuerpos lentamente se van quebrajando

Como una musa de Venus,

El viento que trae el recuerdo

A nuestras ventanas solitarias

Desde el oriente, con la imagen de un sol

Que nace desde el lejos,

Van desapareciendo los hombres

Envueltos en una nube de polvo.

Nuestras manos se vuelven el polvo

Que abrazamos desde niños

Y no quedará ni el silencio en esta tierra perdida

Ni seremos los restos de Pompeya.

No quedarán ni los dioses sobre los cuales

Tratamos de construir la historia,

La inmortalidad.

Nadie hablará ya de nosotros

Ni el horizonte, ni las estrellas

Que vigilan el olvido de la historia.

Y al final del día, como siempre

Quedará solo el polvo girando

Mientras una delgada lágrima cae

Condenada a la obscena desolación

De la soledad.




martes, abril 15, 2008

ESA SOLEDAD

En un cuarto oscuro y vacío

Donde la luz se ha retirado con el sol

Quedan las sombras de aquellos árboles, de esas personas

Sentencias de los días pasados,

De aquel tiempo perenne.

Pero allí queda algo más que el vacío;

Algo frío, que hace recordar y pensar:

Es esa soledad compañera de las noches

De estas manos, del viejo lápiz, de las letras

De la copa de vino Mezclada con el hedor

De viejas colillas usadas

El humo del cigarrillo que arrasa con esa soledad

Que sólo se conoce acompañado

Esa soledad de silencios mortuorios que se acompaña

En una brisa helada de la madrugado

Que en un amanecer nuevo se desconoce a sí misma.

Entre las tinieblas se desnudó

Como una ramera, mientras mi caminar

Se entibiaba y el cigarrillo

Frío hasta apagarse.

Así nació con su luz brillante

Insomnio para algunos y la musa

De la inspiración diabólica de un poeta.

Venía desde mi pasado

De una conversación, las viejas historias

De las canciones y las confesiones,

De la tibieza de la mesa.

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lunes, marzo 03, 2008

Allá se quedó

Allá se quedó

Desde el sur lejano que dejamos ayer

Se remontan viejas historias, leyendas de una generación

Es aquel espíritu que no podremos olvidar

Allí entre el cielo gris eterno y el denso barro

Estábamos mirando como la lluvia golpeaba

Las hojas de los monstruosos árboles

Viejos dioses, que han muerto.

Recuerdo aquel verano,

El viejo camino que soportaba las sombras

De aquello gigantes armados de hoces,

Conversando del parrón y la cosecha.

De aquellas manzanas verdes.

La noche más oscura de todas

Donde los animales corrían por las vegas

Recién estercoladas por la castigadora mano de mi padre,

A los caballos en las carreras, la tierra herida

Por el arado y su sangre verde

Vertida en los almuerzo familiares

El vestido de misa de mi madre

La mano tierna de mi abuela

Los niños jugando en la vieja línea del tren

Allá se quedó mi memoria,

Entre los ríos y el frío

Entre el barro y el cielo vestido de eterno luto

Entre la lluvia y las huertas

Entre la escuela y vieja iglesia

Entre los golpes y los bosques.

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miércoles, febrero 13, 2008

Hacia la carretera Desconocida

Esta es la carretera desconocida,
un lugar desierto, donde caminan fantasmas.
Un desierto perdido como un misterio sin resolver,
tal vez la misma carretera de Sal y Dean.

La brisa que choca en el rostro
a 130 km/h. Y los cuerpos que se proyectan
hasta quedar destruidos con la realidad.

Es la carretera desconocida,
una ilusión, al igual que todos los fantasmas
que van quedando atrás.
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domingo, febrero 03, 2008

27/01/2008

Despues de que todo ha acabado
quedarán nuestras sombras: invisibles
como viejas historias.

Seremos las invocación del silencio,
un campo perdido
en una mutilada leyenda.

Sí, nadie nos creerá cuando digamos
hoy es el final,
pero así será, así está
escrito en el libro en los tiempos
en que no había nada
y el tiempo era sólo una ilusión
¿Será que existe Dios?
O al menos existió y ahora
yace muerto en la misma
habitación en la que se ahorcó.
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viernes, diciembre 14, 2007

El perseguido

I

La lluvia había dejado de caer, aún las calles estaban inundadas y otras aún podían ser caminadas. Yo seguí caminando por la calles que alguna vez dije que no pisaría. El café Tete sigue vacío, yo sigo esperando o por lo menos tengo la esperanza de que ella llegue o que Martínez y Maldonado vengan. Dejo el cigarrillo y el libro que leía. Siento que hay algo que me observa-es ella-, ya la había olvidado, sin embargo, nadie podía dejar de recordar su rostro ingenuo y diabólico.

Había dejado los estudios superiores cuando la conocí, Fernanda era tímida y simpática., poco a poco nos fuimos relacionando, creo que fue Diego Martínez quien me la presentó en una reunión con los otros del grupo (que ahora se han perdido). Luego de unas cuantas semanas salimos a recorrer la ciudad, yo siempre prefería el parque Bustamante, era agradable pasear por ahí. Fue en aquel parque donde nos acariciamos y nos besamos por primera vez.

II

No sé porque me alejé de ella; llegué al Café Tete, estuve escribiendo un poema, mientras pensaba en ella y dije “iré a su casa”. Una extraña locura invadió mi ser. Tomé la primera micro que pasó (sin idea a donde me llevaría). Vi como subía la gente con sus paraguas, otras mojadas, la imagen de una muchacha me la recordó, más bien creo que fue el perfume. No sé como llegué, sólo sé que estuve varias horas sentado frente a su casa, tenía miedo de tocar el timbre. Deseaba que ella saliera, que sintiera mi llamo mental. La noche llegó pronto y el frío igual, creo que el frío me obligó a tocar el timbre, era tarde y mi deseo la obligó a salir de la casa. Me vio y me besó. Me dijo que entrara, que caminara sin hacer ruidos. Llegamos a su habitación, me dijo al oído, duerme allí, mientras apuntaba a una cama vacía, y volvió a decir, iré a buscar unas frazadas. Los ojos se me cerraban lentamente, y vi su sombra frente a mí. Sentí rozar sus labios con los míos. Sus manos abrazaron mi cuerpo, ella llevaba un pijama o una polera larga. Pronto pude sentir sus pequeños pechos en mis manos, ella susurró a mi oído, ¿es tu primera vez? Asentí con la cabeza, creo que notó mi falta de experiencia.

Al otro día, cuando desperté en la cama, ella ya no estaba, sin embargo, aún podía percibir su sabor en mis labios. Alguien abrió la puerta y dijo, debes salir ahora mismo, sal por la ventana. Tomé mi ropa y salí por la ventana, camine hasta el final del patio donde salté el muro.

III

Aquella noche nos juntamos, Martínez, Maldonado y Julio Vallejos (fue la primera vez que lo vi), fuimos a un bar céntrico, en donde bebimos hasta altas horas de la noche, conversamos de la nueva trova, algunos escritores contemporáneos. En mi locura, decidí ir a su casa, realmente quería acostarme con ella. Salí del bar cuando la lluvia comenzó a caer, no sé que diablos habrán pensado Martínez y Maldonado cuando me vieron salir tan apresurado, sin decir una palabra. Cuando llegue a casa de Fernanda, toqué el timbre y nuevamente apareció ella. Me hizo pasar a la casa, apenas podía caminar-no sé como pude llegar-, recuerdo haber dicho que la amaba y que la deseaba. Desperté al otro día, Fernanda abrió la puerta y dijo, vamos a tomar desayuno. Llegamos a una mesa con 5 personas. Ella me presentó, dijeron, hola. Fernanda dijo, aquí vivimos 6 estudiantes, todos somos de regiones, a la doña María no le gustan que traigamos visitas por eso te pedí que salieras por la ventana. Conversamos toda la mañana, le conté sobre mis escritos, parecía interesada en ellos, ella dijo, quiero verlos. Saqué algunos poemas que tenía en la chaqueta. Elogió mis poemas. Antes de almorzar comenzó a hablar de su familia, de sus primos y tíos, de su pueblo. Ella preguntó, ¿y tus padres?, me hice el desentendido, y repitió la pregunta, un poco molesto respondí, no me gusta hablar de ellos. Fuimos a comer al Tete, allá estaba Martínez y Maldonado. Comimos algo simple pues no traíamos mucho dinero. Conversamos del tiempo, del existencialismo, Martínez habló de crear una revista para los nuevos poetas contemporáneos, me gustó la idea, soñé varios días con ello. Cuando terminamos de comer, fuimos con Fernanda a la Estación de Metro, desde allí ella iría a su Facultad, yo iría a mi departamento.

IV

Una mañana salí pensado en juntarme con Martínez, me llamó durante la noche, diciendo, que era necesario que habláramos. Nos juntamos en el Parque Bustamante para poder ir a un café a pie. Cuando llegué al Parque, Martínez que ya estaba allí, traía un archivador. Mientras caminábamos al Café Tete, dijo, aquí traigo todos los poemas que he reunido de los poetas jóvenes de Santiago, quiero que estés en la revista. Le dije, tendremos que ir a mi departamento, allá tengo mis poemas. Caminamos hasta mi departamento en Bilbao. Era un departamento bastante pequeño, pero era lo necesario para mí, y además era lo único que podía pagar con el dinero de mis padres. Cuando le pasé mis poemas a Martínez dijo, me iré ésta tarde a Concepción a reunir más poemas. Tomamos un café conversamos un poco, el pregunto sobre Fernanda, le dije que no había visto hace varios días. Él dijo, me debo ir al terminal, que te vaya bien con Fernanda. Creo que esa fue la última vez que vi a Martínez en Santiago.

V

Durante todo el tiempo que Martínez estuvo en Concepción, la relación con Fernanda se fue deteriorando cada vez más, nuestras reuniones se convertían en discusiones, poco a poco la fui odiando y amando.

Un día estábamos conversando en el Tete, ella se levantó molesta, y me abofeteó, dijo, no te quiero ver más y salió corriendo a la calle. Corrí tras ella, pero había tomado un taxi. El cielo se nubló y comenzó a llover. Camine bajo la lluvia hasta mi departamento.

Preparé un café y miré por la ventana, me dije, ya no soporto esto, debo conversar con ella mientras le daba un sorbo al café. Esa noche no pude dormir, estuve pensando en su cuerpo desnudo, tibio y delgado. Cuando amaneció, salí a caminar por las calles de Santiago, necesitaba poner en orden mis pensamientos, ella, Martínez en Concepción, mis padres, todo era un torbellino de palabras y recuerdos…un mar de confusiones. Caminaba por San Antonio cuando pensé que acabaría con Fernanda.

VI

Durante algunos días, la llamé, uno de los inquilinos contestaba el teléfono y decía, ya se fue a la facultad, u otras veces, ella no está, salió. Con tales respuestas me enfurecí y fui hasta la casa donde arrendaba. Cuando llegué, tardé en tocar el timbre, esperé sentado en la calle alrededor de 2 horas. Me armé de valor, toque, y vi que ella abrió. No sé si de su rostro cayó una lágrima al verme o si fue después de que le dije, esta es la última vez que te veré y tú a mí. Con esas últimas palabras me despedí de ella y disparé 3 veces. Su cuerpo cayó y su sangre corrió hasta mis botas y subió por mis pies hasta mi pecho y se interno en mi pecho hasta el corazón. Casi perdí el conocimiento, pero escuche que alguien estaba gritando ¡FERNANDA! Y entonces comencé a correr por donde llegué.

VII

Tomé el primer bus a Concepción, buscaría allá a Martínez. En el Tete me encontré a Maldonado, el me dio la dirección en donde Martínez estaría durmiendo por lo menos. Me preguntó por qué estaba tan apurado en irme, le dije, que ya no quería estar en Santiago y que deseaba ayudar a Martínez en la revista. La camarera del Tete se acercó a preguntar si queríamos un café o un jugo, le dije que tomaríamos dos café. Cuando se fue, apareció Fernanda en el lugar donde estaba Maldonado, tal como estaba vestida el día que la asesiné. Me dijo, ¿por qué lo hiciste? No veías que yo te amaba. Le dije que no podía seguir viéndola, que me hacía daño verla y que discutiéramos cada día, cada noche, cada vez que hacíamos el amor. Ella se calló, creo que me comprendió y empezó a llorar. Yo me paré y me fui, no pude seguir viendo su rostro, la camarera trató de decirme algo, no la escuché, Maldonado quedó allí sentado, donde estaba Fernanda.

VIII

Busqué a Martínez en la dirección que me había dado Maldonado, pero ya no vivía allí. Decidí buscarlo por las plazas, o en algún bar barato, seguramente ya no tenía dinero y no consiguió trabajo. Me alojé en una habitación cerca del Terminal. Estuve casi una semana buscándolo por la ciudad. Entré en un bar cerca de la medianoche, pedí una cerveza. Estaba bebiendo cuando, Fernanda se me acercó y me dijo, por qué no lo buscas en la universidad de Concepción, le dije, que ya había ido y no lo había encontrado. Cuando terminé la cerveza, ella ya no estaba. Ésa misma noche camine hasta la universidad de Concepción. Encendí un cigarrillo y alguien me grito. Al voltearme vi a Martínez, estaba sin afeitar y sucio. Conversamos y me pidió un cigarrillo. Le conté que había terminado con Fernanda, y que había llegado hace casi una semana a Concepción. Él me contó sobre los poemas que había reunido y la gente que había conocido. Lo invité a dormir a mi pieza, y me dijo gracias, que llevaba dos semanas durmiendo en la universidad. Durante el resto de la noche, no dejó de hablar del futuro y la trascendencia que tendría ésta revista en la literatura Chilena, comenzó a nombrar poetas y poetizas.

IX

Había dejado de pensar en Fernanda, me distraía con los viajes que hacíamos con Martínez. Estuvimos en Los Ángeles con unos poetas y bebimos hasta el ocaso del día, otro día en Chillan, Cabrero, Laja y otros pueblos que ya he olvidado. Ya teníamos más de mil poemas y cerca de 200 poetas, o mejor dicho, cerca de 200 jóvenes que deseaban ser poetas entre Santiago, y Concepción. Un día mientras arreglábamos nuestro equipaje para volver a Santiago, y tal vez ir luego a Coquimbo y Serena, luego Iquique, llegó Fernanda, tenía en sus manos la carpeta de Martínez y comenzó a hablarme, no le presté atención, ella siguió insistiendo y puso su mano sobre mi hombro, le dije que se fuera, que ya no deseaba nada de ella, pero siguió, me enojé, le grité y la empujé hacía la cama. Le dije, no me obligues a hacerlo de nuevo, comencé a llorar y saque el mismo revólver, y disparé. Tomé la carpeta y salí a tomar el bus. Ésa día fue el último día que vi a Martínez.

X

A la semana de la muerte de Martínez me encontré con Gaspar, él estaba en el Tete, fumando y leyendo “las armas secretas” de Julio Cortázar, me dijo, que aún la seguía viendo, le pregunté algo extrañado, ¿a quién sigues viendo? Me dijo que a Fernanda, su respuesta me dejó atónito, yo sólo sabía que Fernanda había sido asesinada frente a la casa donde estaba arrendando, pero nadie vio al asesino. Me confesó que él le había disparado a quemarropa y había huido. No sé si fue rabia o pena lo que sentí por Gaspar, le dije que ése día el estaba viajando a Concepción cuando Fernanda murió. Me dijo que la había vuelto a matar, cuando estaba en Concepción, ella había robado las carpetas de Martínez. Le dije, Martínez fue asesinado. Al escuchar eso, gritó, ¡vete, déjame en paz, caminó hacia a la camarera, la agarró y la empujó, corrió.

A los días después, nos volvimos a encontrar en el Tete, seguía en la misma mesa. Lo saludé y me dijo, que había estado con Martínez. Martínez le había dicho que llevará los poemas a una editorial. Me ofrecí a llevarlo a una editorial, Gaspar me lo agradeció. Era tarde, le dije si quería que lo llevara a su casa, me dijo que no, prefería caminar. Me despedí, esa fue la última vez que lo vi en el Tete.

XI

El lunes fue la última vez que hablé con Martínez, me dijo que le había robado la carpeta con los poemas, yo le dije, que no se preocupara, que yo las había recuperado. Nos juntaríamos en el Tete a conversar sobre la editorial, y le dije que Maldonado, nos ayudaría también. Cuando vi llegar a Martínez al Tete me alegré, y lo abracé, estuvimos conversando toda esa tarde, tomamos café y fumamos. La tarde estaba llegando a su fin cuando Fernanda apareció. Me asusté al verla, pero desapareció. Seguí conversando algo nervioso con Martínez, y ella dijo, no recuerdas las tardes que pasábamos aquí con tus amigos, se sentó frente a Martínez, escuchaba su voz, me molestaban sus palabras, su rostro. Le dije, iré a mojarme la cara. Martínez se quedó allí sentado fumando. En el baño, me observé en el espejo, mientras algunas gotas de aguas caían de mi pelo. Atrás apareció, diciendo, me gusta más el baño de tu departamento. Escapé del baño y ella venía hacia mí, saque el revolver de mi chaqueta, y disparé, una, dos, tres veces, Fernanda yacía en el suelo, pero ya no estaba Martínez sino Maldonado, y el cuerpo de Fernanda tampoco estaba, sino que era la camarera sangrando.

XII

La mañana que desperté, estaba en un hospital, podía escuchar a los médicos diciendo que había tenido suerte que la bala, no había tocado ningún órgano vital. Esos días me los pasaba drogado. Me visitaban mis familiares constantemente, pero ninguno comentaba nada. El día en que me visitó Vallejos, le pregunté que había pasado. El comenzó a contar, que el día en que nos juntaríamos en el Tete, un loco estuvo allí toda la tarde, conversando con una taza de café. De repente empezó a gritar, y se fue al baño, la camarera lo fue a ver, y salió el loco. Le disparo dos veces mientras gritaba, Vallejos, siguió contando mientras iba a buscar un café, que al entrar al Tete una bala le penetro el abdomen y que había caído. Le pregunté por el loco, Vallejos dijo, que cuando vio los cuerpos, tomó la pistola y se mató. Cuando Vallejos se iba, dijo, oye, aquí está tu carpeta, estuve ojeándola y hay muy buenos poemas. Cuando miré la carpeta recordé a Martínez y Gaspar.



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