martes, mayo 01, 2012

la noche de los perros_rec

Esa noche me senté en un pequeño bar en Macul con Irarrázaval como era de costumbre. Pedí una cerveza. Con los pies inquietos esperé a que las sombras de los perros de la noche se acercaran y me dijeran al oído, ven con nosotras. Gustavo cada vez que me veía se sentaba a mi lado y pedía una cerveza. Quizás para acompañar, quizás por lástima. Que estupidez, decía Gustavo, entre sorbo y sorbo de cerveza. Nunca más vas a encontrarlos. Terminó su cerveza, golpeó con su mano mi hombre izquierda y se despidió. En otro lado de la ciudad, una delgada mano coge un revolver, lo coloca en su cien y jala el gatillo. Quizás rezó…

sábado, abril 03, 2010

Como un jinete que cabalga en la oscuridad
Espero el primer rayo con el miedo de la soledad,
condena que cargo en mi mirada
recorro la ciudad perdido entre los árboles y los faroles
que guían mi andar

miércoles, julio 29, 2009

12/01/2006

Cuando la ciudad se detenga
en un breve destello de botellas
y el humo del cigarrillo desaparezca
en la breve palabra, ayer.

Los caminos seguirán vacíos,
llenos de hojas marchitas
que un niño pisará,
y los rostros mirarán por las ventanas
esperando ver su reflejo
en gotas plateadas de lluvia
que se deslizan por el frío cristal empañado.

Y Ahora,el televisor encendido,
la casa vacía, los pasillos oscuros
y la puerta cerrada, los perros caminan
entre las sombras de los árboles
y de los recuerdos de noches de bebida.

jueves, junio 18, 2009

23/06/09

El sonido del oscuro metal en mi oído,
mis pulmones arden como brasas,
el humo denso de las chimeneas
se esconde bajo un cielo sin tiempo ni espacio.
Las líneas del viejo tren se pierden en la lejanía,
en la isla perdida, donde los pasos se hunden
hasta desaparecer en el amanecer.

La lluvia desciende bajo la piel del mármol,
como sangre derramada en la tierra,
el silencio nocturno se mezcla con el sudor,
las gotas revientan y gritan en las hojas
que nadan en un oscuro mar que se disuelve
en las luces de la ciudad.

Mis manos se transforman en una araña
que recorre las paredes húmedas,
mis ojos que se estrellan en el cielo,
el rumor de las calles que desaparece
con la brisa que grita en la ventana.
Un gota atraviesa una copa quebrada,
sobre la mesa está la locura retorciéndose
de dolor.

domingo, mayo 03, 2009

Algún día de diciembre

Estamos ahí caminando por calles desconocidas, y mi sistema respiratorio está inundado de ese olor a pescado que se pudre y aceite de motor.
El cielo está gris y parece que va a llover cenizas. Lo único bueno de estos lugares es que son tranquilos y siempre están lejos de la ciudad, asegurándose de una invasión de zombies, de la cual ninguno sobrevivirá.
Entonces él le quita el polvo con un pañol humedo, pero deja más la cagada, ahora el polvo es barro, y la tumba deja de ser celeste. Entonces nace el silencio. Una escena burda, nadie habla, sólo nos miramos. Queremos llorar, pero no hay por quién llorar.

miércoles, marzo 25, 2009

25/03/2009

Y mi cabeza estalló esta noche,
que es la misma de ayer
y cayeron gusanos blancos
que se arrastraban hasta devorarse unos a otros,
y la sangre oscura se mezclaba con las cenizas
de una ciudad que fue construida
con manos de sangre.

El insomnio retuerce mis carnes
y los gusanos la roen
hasta dejar al descubierto mis huesos
que se volvían polvo del cosmos.

La noche con su manto de silencio,
jaguar que vuela entre los árboles
mostró sus dientes afilados,
destruyendo todo a su paso
como un gran holocausto,
borrando hasta el último suspiro.

domingo, marzo 15, 2009

Extracto final.

Nos mudamos de blog a http://ciudadoscuranovel.blogspot.com/, aunque éste seguirña funcionando como siempre. En el otro, sólo publicaré pedazos del relato que estoy, y trato de seguir, escribiendo.



El silencio incómodo de la mañana huele al hedor de las colillas de cigarrillos baratos.

Son las 8:23 AM, el bus aún no parte, lleva casi 10 minutos de atraso. Mira a mi alrededor, y , todos van acompañados por su madres, madres, hermanos, amigos. El hijo se va, el hermano se va, el nieto, en fin, alguien desaparece, se pierde en la lejanía, más allá del horizonte gris de la ciudad. Abrazos, besos y adioses. Miro atrás, tal vez alguien aparecerá y me dirá adiós, pero nadie vendrá, y mis palabras se volveran recuerdos, y con el tiempo mi rostro desaparecerá y todo volverá a ser una imagen de televisor cuando cierra sus transmiciones.

El bus se abre camino entre otros, que son igual de incómodos y desaseados, hasta subir al exterior y el sol aparece como el gran padre del mundo iluminando la gran ciudad, imponente y múlticolor. Mientras el bus se dirige a la carretera infinita, los rostros de la gente se contraen hasta volverse cráneos con ojos, que se desintegran como azúcar en el café. Los edificios se van descascarando, descolorando, agrietándose por el implacable paso del tiempo hasta derrumbarse y volverse nubes de polvo oscuro.