sábado, noviembre 22, 2008

Extracto

"Por las noches no podía dormir, a su cabeza llegan imágenes inconexas, sin sentido, recuerdos fugaces, viejas conversaciones, y la hora estancada, el sonido del reloj de la cocina, un tic-tac que parece una condena del tiempo. A veces se preguntaba quién estaba a su lado y con miedo miraba a Marta dormir, su cuerpo tibio, más tibio que el suyo. Habían pasado varias semanas desde la última vez que contempló la desnudez del cuerpo de Marta en la oscuridad de la habitación, desde que tocó sus pequeños pechos, y desde que tuvieron sexo. Pero ahora, la conjugación de sus cuerpos, la desnudez de la carne de Marta le causaba repulsión, mirarla ahí durmiendo, inmaculada, como si fuese una virgen dispuesta al sacrificio, ser cristo.
La ciudad está desolada, tan sola como si fuese una isla en medio del océano, las calles vacías, las oscuridad cubre el firmamento, una brisa que trae hojas con forma de espiral, uno a uno los faroles se van encendiendo mientras camino, miro hacia atrás la realidad se va marchitando, desintegrándose como estatuas y se transforma en polvo del universo, del tiempo, de la infinitud. Al final del parque hay una catedral destruida por la guerra, atravieso lentamente el parque, los juegos infantiles se mueven, parecen que los niños estuvieran ahí, columpiándose, corriendo tras sus padres, pero no están, no los veo, no los escucho. Al llegar a la catedral las campanas resuenan, llamando a los feligreses a la misa, pero nadie las escucha, nadie asistirá a ella. Abro las puertas, veo al fondo una mesa y el esqueleto de cristo sentando con sus 12 discípulos. Cristo levanta el pan y luego lo reparte. Toma una copa, bebe de ella y la pasa a sus discípulos. En la pared está el cuerpo desnudo de Marta, ella mira a cristo mientras por su cuerpo se desliza la sangre. De pronto el suelo se abre, y veo el universo, breve como un instante, siento que mi sangre es la circulación de los planetas. Me veo en el centro del universo, siento que soy un dios. Luego veo la ciudad nuevamente, a Marta parada en el umbral de mi casa, de nuestra casa, tras ella veo dos niños, se miran entre ellos, ondulando sus cuerpos como si fueran serpientes, sus cuerpos se funden en uno solo, un gigante, más bien un cíclope, en sus manos hay un reloj de arena, el cielo se empieza a nublar, el sol se vuelve rojo. El cíclope dice algo en una lengua extraña, de pronto su ojo refleja el curso de mi vida como un film en blanco y negro, Marta camina hacia mí, me besa, y toca mi pecho, entierra su mano hasta mi corazón, grito desesperadamente, caigo al suelo a causa del dolor, siento que mi vida se vuelve frágil, me siento enfermo, no puedo respirar. Marta toma mi corazón con sus dos manos, lo mira, lo acaricia como si fuese una piedra preciosa, poco a poco se abre como si floreciera, y en su interior, está el cuerpo dormido de Daniela. Marta al ver a Daniela arroja su corazón, empieza gritar y a llorar, mientras su cuerpo comienza a incendiarse hasta volverse cenizas. El universo comienza a quebrarse, grito hasta que el universo queda reducido a polvo estelar.
Despierto sudado, veo el cuerpo de Marta a mi lado, me digo, todo fue un simple sueño, un simple sueño. "

2 comentarios:

Unknown dijo...

los sueños, nunca simples sueños son...
a mi me encanta mentirlo y jugarlos, como dios con sus canicas...
todo se reduce a eso...a un juego con canicas
el universo en un grano de arena que reposa en tu mano
y luego...cenizas
ahi esta

Unknown dijo...

la que postio es tu amiga
lunática