lunes, diciembre 11, 2006

El Viaje de Diego

Pequeña Parte de la Novela:

París, Francia, 1999

Los viejos trenes de aquel metro, gastados como los años de Verónica en frías páginas, olvidadas y desteñidas por los viajes, por los diferentes países que recorrió en una maleta, en una cartera, y al sentarse para escuchar las chispas era recordar un viejo tren que pasaba por el sur, como aquel en el que llegó Luis quien sería el esposo de Verónica.

Diego se dirige por la Rue Morgan hacia la casa de Carlos, años que no se veían, los amigos, que alguna vez fueron compañeros de curso, como recordaba Diego aquellas tardes en las que se perdían en el Tabo, en aquellos bosques, viendo y disfrutando de la maravilla en que se convierte la belleza de la naturaleza. Convertidos en hombres se separaron, años en que no se veía, ¿me reconocerá?, se volvía una mar de confusiones

Las calles eran silenciosas que concentraban el ruido de mis botas, los países por lo que viajó Verónica se hacen cada vez más lejanos, cada vez más ajenos, se pierden en el mapa, se vuelven fantasmas, mientras el sonido de las botas se escuchaba, Diego pensaba que su próximo viaje sería hacia Bruselas, allí debía buscar, era el último lugar donde estuvo Verónica en su viaje por Europa.

París, Rue Saint Jean 2005

Diego que ha llegado en busca de Alicia a París, la vieja amiga de Verónica, toma el metro, mientras va recorriendo las distintas estaciones, éste era el viejo París, el cual quería recorrer junto a Loreto. Carlos que estalla desde un lustro atrás lo recibió en su casa, pero en la mente de Diego habían dos sombras que los molestaban cada vez que salía en búsqueda invisible, blanca, era la sombra que lo perseguía desde que pisó la tierra francesa, ¿llegaré a ver a Loreto en el Arco como alguna vez dijimos que estaríamos?, Carlos que no veía a Loreto desde algunos meses atrás, no pudo responder a la pregunta de Diego, pues no sabía que Loreto ya no estaba en París, sino que está en Barcelona.

Barcelona 2005

Hoy recibí un correo de Carlos, ¿sí?,sí, está muy enfermo, al parecer no le queda mucho tiempo, es posible, imagina que la última vez que estuve en su casa estuvo vomitando sangre varias veces, mientras Diego encendía un cigarrillo Loreto se levantaba y caminaba hacia la cocina en búsqueda de más café, ¿cuándo vas a dejar de fumar?, estás igual que Carlos, cuando tenga un hijo le dije, hace años Verónica me preguntó lo mismo y le respondí lo mismo que a ti amor, ¿no crees que pierdes el tiempo buscando esos viejos diarios de tu abuela?, no lo creo, llevó tres años buscándolos, desde el día en que falleció, fue el día en mi madre me entregó uno de los que había en la Casa, pero sólo son los últimos días en que escribió de su vida, todo fue tan fugaz, sí, es cierto, me costó asumir que ya no estaba en la Casa, y que tendría que viajar a Santiago al funeral, sí lo recuerdo,...¿te acuerdas cuando te conocí? Sí, estábamos en la universidad, llevabas todos esos libros que leías y caíste por estar caminando leyendo uno, fui la única que te ayudó a recoger tus lentes, tal vez fue suerte que lo recogieras tú y no Francisca.

Santiago, La Casa, 2006

Los vientos de París, no se pueden comparar con los de Santiago y menos con aquella brisa de Barcelona o con el frío de Toronto y San Nicolás, pero como me vas a encontrar si me pedieron, tal como los años que llevo encerrados en mis páginas, y sé que estás más cerca cada vez, y que entre más viajes, entre más busques yo más me esconderé de ti, porque éstas historias no son tuyas son mías y de Verónica, sí, de Verónica, no fueron escritas para ti, son mías y no pueden caer en tus manos, y no me importa que me encuentres, sé me encontrarás lo sé y lo tengo más que claro, también sé que me abrirás como cualquier otro que me tuvo en sus manos o como lo haces con cualquier otro libro, pero sabes que no puedes hacer lo mismo conmigo, o que gracia tendría que lo hicieras si toda tu vida está aquí conmigo, sé toda tu vida, la conozco, antes de morir ella, me escribió todo sobre ti, y te conozco sé lo que harás, sé que me quieres y por eso te revuelves en tu cama, porque te duele que no me tengas y te conformas con las caricias de Loreto, que no son tan agradable como la de Nicole, podrás hacer lo que quieras conmigo como lo hiciste con Nicole, y sé que me quieres poseer como lo hiciste con ellas, quieres tenerme en tus manos sucias de ser frustrado, quieres salir de mi juego, del juego que creó Verónica para ti, que creó para la Casa, piensas que ella lo hizo todo, pero no, no fue así, todos eran parte de mí, todos tenían que ser parte mi páginas.

Él estaba más ajeno que nunca a la búsqueda de aquellas páginas perdidas , que le mostraron la verdad de todas las infamias que alguna vez ocurrieron en aquella Casa, desde su nacimiento que era una mentira hasta quienes fueron realmente aquellas personas que lo criaron, ahora que estaba en París, lejos de todos ajenos y siempre con la mirada perdida en algún objeto, trata a Loreto como si ya no fueron más que familia, ya no somos amantes, todo aquel juego se acabó desde que nos encontramos en Barcelona tu allá en la casa de mi primo, todo los viajes no sirvieron más que encontrarme con algo que no deseo, con todas esas verdades que me molestan que juegan en mi mente que me mienten que se esconden tras verdades a medias, no entiendo como nunca me hablaron de nada de lo que pasó, nada nunca fue lo que pensé, nunca estuve con ellos, como quiero que todo aquello, que fueron los viajes, que el tiempo que fue perdido, que la manera de conocer gente que estaba vacía que estaba allí que están acá allá, todos ellos fueron parte de ésta gran mentira, de la obra de teatro que fue mi vida, que buenos actores tuvieron que ser para que nunca viera lo que pasaba.

1 comentario:

Rodrigo Rojo dijo...

Aplausos para Rubén!!!
Amigo, me gustó harto lo que leí. Sinceramente quedé con ganas de más, así que esa es tu tarea, terminar la historia ;)

Y como sugerencia trata de ver un detalle, en algunos momentos llega a ser demasiado confuso el "cambio de narrador" tanto al nivel que es bastante dificil darse cuenta quien habla. Aunque si lo que deseas es que lo leido vaya obteniendo el sentido según vayan apareciendo "más extractos" dentro de la historia, entonces está muy bien hecho... y si lo que deseas es aumentar la confusión que siente el protagonista con la confusión que se genera a "primera vista" en el lector...entonces también está muy bien logrado..

Otro aplauso y nos vemos mañana

Cuidate!
Adiós!