De qué me ha servido ser un concertista
Y tocar las estrellas con rojizas armonías
Que tratan de alabar a los dioses
Cuales quieran que sean
Pero sé que más allá, lejos
Hay alguien que trata de escuchar una canción
Un piano solitario que está en una casa abandonada.
Y con el rencor que siento mis manos tiritan
Mientras los acordes flotan en una mar de pensamientos
Aquellos pensamientos que afloran cuando el desterrado
Camina por las calles que desconoce y recuerda
Su patria, su hogar.
Al final cuando el último sonido pase
Llegará el silencio, dejaré de pensar,
Y mis manos cerraran ese piano
Saldré por la misma puerta
Que me abrió los secretos más ocultos de vivir.
Volveré a caminar por la calles,
Pensando en aquellos que me escucharon
Como si fuera un sacerdote hablando de un cristo redentor,
Las calles serán eternas, mientras los rostros que veo, me miran
Sabré en ése momento que ya debo partir,
El exilio ha terminado, porque nunca me alejé
Siempre estuve ahí, en aquel bar, en aquella esquina
Con el mismo piano de una casa abandonada.
1 comentario:
toda la razón, pero cuando no hay muxa inspiración, bueno, es lo que hay...
de todas formas te debo entonces un buen texto, quizás sea de la ya mítica obra de teatro.
te me cuidas, nos vemos el viernes!
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